viernes, 24 de mayo de 2013

Me falta una firma para morir dignamente

“Ella no podía desarrollar nunca más sus capacidades motrices, el tiro que le propinaron en la cabeza, le ocasionó muerte cerebral”, comentaba el médico José Luis Botero a su entrevistador mientras le relataba la triste y desconsolada historia de Jessica, una joven de la comuna 13, quien en un enfrentamiento entre dos pandillas de su barrio  fue alcanzada por una bala perdida.

El doctor José Luis se paraba al frente de la cama de aquella mujer, le chequeaba los signos vitales como todos los días, observaba a la familia de la paciente, que como de costumbre estaban puntuales a diario para asistir al horario de visitas. A pesar de que vivían demasiado lejos del hospital Pablo Tobón Uribe, cada mañana regresaban con las mismas esperanzas de encontrar a Jessica despierta o con cualquier indicio de que se estaba recuperando.

Al salir de la habitación, el rostro del médico estaba descompuesto, miró al entrevistador y las palabras de su boca salieron con rabia y sufrimiento: “Es absurdo que una familia tan pobre esté sacrificando tantas cosas por mantener a su hija en este hospital, aun sabiendo que ella no se recuperará jamás, aferrándose a esas falsas esperanzas cuando ya no hay vuelta atrás”.

Este doctor como muchos otros en Colombia está de acuerdo con el derecho a morir dignamente, y es uno de los pioneros en las campañas y manifestaciones a favor de legalizar la eutanasia en este país.

El doctor Botero indignado por los procesos que se realizan en nuestro país, afirma que el congreso en Colombia lleva ya mucho tiempo estudiando este tema, y ésta es la hora donde existen demasiados pacientes no viviendo, sino existiendo biológicamente y el gobierno no les tiene  ninguna respuesta.


Resignado concluye diciendo: “Solo el tiempo acabará con su limbo, solo el tiempo acabará con su penuria, pero tendrán que esperar largo tiempo, para salir de este letargo, para salir de este sueño; porque aunque quiero, mis manos están atadas y no puedo liberarlos de su tortura”.


Viviana Marcela Ruiz Ruiz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario